dimarts, 13 de febrer del 2007

La bruja del tiempo - Victoria Fernández Benítez

Érase una vez una bruja que se llamaba Lluvia Luna y era una muchacha muy chiquita. Vivía en un planeta llamado Meteor. Era un planeta muy bonito que siempre estaba limpio y bien cuidado. Aunque Lluvia tenía 7 años, ya tenía esos rasgos que hacían pensar que ya era una bruja. Tenía una verruga en su nariz de águila y usaba siempre ropa negra y un gorro.
Lluvia tenía una abuelita a la cual quería mucho. A menudo le contaba historias de lo más interesantes sobre las nubes y el sol. Siempre oía decir a su abuela que las brujas tenían un don para cambiar el tiempo.
Un día que amaneció con malos presagios, su abuelita murió. La recordaría siempre y también recordaría lo que le había contado sobre el don antes mencionado.
El día en que Lluvia se dio cuenta de que poseía ese don fue un día nublado y triste, y llovía a los cuatro vientos. Justamente aquel día había quedado con unas amigas, las hadas Violeta, Rosalía y Linda, para que la enseñaran a bailar. Se levantó inquieta, miró por la ventana y tal fue su enfado que rompió el despertador y lo tiró por la misma. A continuación gritó:
- ¡Tiempo malvado que haga un sol de mil geranios!
Y cuando salió a la calle, los pájaros empezaron a cantar y el cielo quedó tan claro como el mar en verano. Entonces, en aquel momento, aquella brujita se dio cuenta de que realmente poseía ese don del que su abuelita tanto le habló.
El tiempo pasó y esa escena se quedó en lo más profundo del olvido.
Lluvia, la pequeña bruja, ya se había echo mayor y era una persona adulta. Más o menos tenia 19 años. Nunca había vuelto a usar ese poder o don que la caracterizaba. En su país, Meteor, había oído mucho hablar de la Tierra. Decían las hadas, que viajaban mucho por el espacio y mundo entero, que era un país mal cuidado y que sus habitantes eran crueles y vivían ansiosos de guerra y de poder.
Un domingo, estaba medio dormida mirando el televisor e interrumpieron el programa para dar paso a una noticia de suma importancia. Salió por la pantalla la presidenta de Meteor, Florida, que era otra hada. Tenía que anunciar algo de mucho interés para todos. Florida parecía nerviosa y preocupada y dijo:
- Buscamos a una bruja que siga teniendo el don de la familia Luna.
Entonces, Lluvia se despertó de golpe. En aquel momento pensó que ella era la indicada. Se vistió y se dirigió a la calle Clavel, sede del parlamento, para hablar con Florida.
Se trasladó en su aspiradora volante y en menos de 5 minutos llegó. Entró por la puerta del Parlamento y se dirigió a recepción. Allí un nomo le dijo que no tenía cita previa y ella aseguró que era la elegida, según el programa de televisión que había visto. Entonces el nomo la condujo por el interior de aquellas instalaciones y llegaron ante una puerta muy grande. Lluvia llamó y, al verla, Florida le pidió que pasara y se sentara. Lluvia, con temor y nerviosismo a la vez, le hizo caso. Florida empezó a explicar que había un planeta, llamado Tierra que, como no llovía casi nunca, se estaba transformando en un desierto. Necesitaba agua. Florida siguió diciendo:
- ¿Nos harás este favor de viajar a la Tierra para ayudarlos?
Lluvia no se lo pensó dos veces y sin dudarlo respondió que sí. Florida y la Tierra pagarían el viaje.
Y a la semana siguiente, Lluvia, Rosalía, su mejor amiga que era un nomo, y Florida, la presidenta de Meteor, partieron en una nave hacia la Tierra.
E n un mes llegaron y ¡qué asombro! Era un planeta lleno de contaminación y sin una gota de agua. Entonces Lluvia y sus compañeras, después de esconder su nave y camufladas entre los terrícolas, se alojaron en un hotel.
A la mañana siguiente, Lluvia empezó a recordar el conjuro que sólo una vez había utilizado. El conjuro era:
- Tiempo malvado, que haga un sol de mil geranios!
Pero se dio cuenta de que era un conjuro para que saliera el sol y ella quería que lloviera, así que estuvo una semana para intentar adivinarlo. Y por fin lo consiguió. El nuevo conjuro era:
- Truenos y relámpagos salir que os necesitamos!
Así que, delante de todos los mortales, pronunció aquellas palabras y empezó a nublarse cada rincón de aquel planeta. Contaron hasta 3 y empezó a caer lluvia, a relampaguear y tronar: un verdadero espectáculo. Todos los habitantes de aquel planeta aplaudieron el resultado y se fueron todos hacia sus casas hasta que la tormenta cesara. Cuando esto ocurrió, todos salieron a jugar y celebrarlo.
Nuestras tres protagonistas se quedaron allí varios días e hicieron amigos con los que intercambiaron sus direcciones electrónicas.
Cuando regresaron a Meteor y Lluvia entró en su casa, encontró un fantasma sentado en una butaca. Era el alma de su abuela. Lluvia la reconoció y corrió a abrazarla, pero no pudo porque como todos sabéis las almas son incorpóreas y transparentes.
La abuela, con una voz vieja y desgastada dijo:
- Querida nietecita, estoy muy orgullosa de ti. Has utilizado tu don para hacer el bien. Te felicito por ello. Sólo te quería decir esto y ahora tengo que marcharme.
Una luz surgió de la ventana y la abuelita desapareció por ella.
Lluvia, pasó el resto de su vida en Meteor, aquel planeta que la vio nacer, haciendo cuanto bien podía.
Años más tarde conoció al mago Cornelius, se casó con él y tuvieron una hija a la cual llamaron Tierra, en honor de aquel planeta que Lluvia había salvado de la sequía. En Meteor, aquella familia llegó a ser muy famosa.
Y como en todos los cuentos de fantasía, vivieron felices y comieron…
CODORNICES

Tutoria de 1er d'ESO:

Durant aquest curs 2005 - 2006, els alumnes de 1er d'ESO, i com a treball de tutoria, s'han inventat unes històries fantàstiques, del contingut de les quals en podem gaudir a continuació: