divendres, 20 de febrer del 2009

CUATRO JUGADORES DE FÚTBOL - José Talledo

Por José Talledo (2005-06)

Había una vez un niño llamado Mario a quien le gustaba mucho jugar a fútbol. Jugaba siempre en la calle. Nunca paraba de jugar. Vivía en Ecuador.
Un día lo vio un ojeador de la Liga Española del Barça. Lo iba a ver a menudo, porque le gustaba cómo jugaba. Al cabo de unos días el ojeador, que se llamaba Makelele, se acercó y le dijo si quería entrar a formar parte de la plantilla del Barça. Mario no podía dar crédito a lo que oía y se fue a su casa pensando en lo que le habían propuesto. Sabía a ciencia cierta que le dirían que no, que primero eran los estudios.
Pasó el tiempo y, como Mario no decía nada, el ojeador se presentó de nuevo a la calle donde solía jugar el muchacho. Mario le dijo que no había dicho todavía nada en casa, que le diera una tarjeta suya y que ya lo llamaría para decirle algo.
Cuando llegó a su casa, Mario se decidió a decírselo a su padre. Éste le dijo que no le dejaba, que era un deporte de alta competición muy esclavo. Mario se quedó cabizbajo muy pensativo. Y era tan grande el deseo que sentía por hacerse jugador profesional que empezó a soñar despierto.
Se imaginó que no dependía de sus padres y que se ponía a trabajar para ganar dinero. Guardaba este dinero dentro de una bamba. Quería juntar suficiente para viajar por su cuenta a España y así poder jugar en el Barça.
Cuando le venció el contrato de trabajo, fue a contar todo el dinero que tenía en la bamba y… ya no estaba, había desaparecido.
Luego se enteró de que lo había cogido su padre para comprar un coche para ir al trabajo.
Mario no se lo podía creer hasta que por fin vio el coche. Se malhumoró un montón. No sabía qué hacer. Fue su abuela la que intentó consolarlo. Le dijo que no se preocupase demasiado, que ella le ayudaría.
Efectivamente, al día siguiente, cuando Mario llegó a su casa, su abuela le dio una buena noticia: le había comprado el billete de avión para ir a España. Tan contento se puso que, después de preparar la maleta, se fue al aeropuerto pues su avión salía ese mismo día.
Cuando llegó a España, en el aeropuerto le esperaban tres jugadores del Barça: Franc que era argentino, Carlos que era de Ecuador y David que era español.
Allí estaban los tres, en representación del club blaugrana. Condujeron a Mario al hotel donde se hospedaría. Camino del hotel, se fueron conociendo.
Al día siguiente, fueron a entrenar. Mario conoció al entrenador y a todos los famosos y él mismo no se creía que jugaría en un equipo tan bueno e importante como era el Barça.
Empezó a entrenar con Ronaldinho, Pujol, Franc, Carlos, David, Etoo, Messí, es decir con todos los famosos.
Mario se fue ganando la confianza de todos.
En el primer partido amistoso contra la Juventus, Mario jugó de titular y marcó dos goles: uno de pase de Carlos, que lo metió de cabeza, y el otro de pase de Messi.
El Barça ganó por cinco a cero. Los otros tres goles fueron de Ronaldinho, de falta de penalti de Carlos y de Franc de chilena.
Gracias a David ganaron, porque se las pasaban todas.
De regreso al hotel, lo celebraron a lo grande.
Después jugaron el primer partido de la Liga. Fue contra el Chelsea. Y Mario se encontraba entre los jugadores.
Su padre, que se encontraba en Ecuador, lo vio por casualidad en el televisor de un bar. Mario no se imaginaba que su padre lo estaba viendo. Estaba jugando bien. Cuando Mario metió el primer gol, se lo dedicó a su padre y éste se puso muy contento.
Días después, el entrenador de la selección de Ecuador convocó a Mario y Carlos para jugar en el Mundial a favor de Ecuador, a lo que ellos accedieron contentos.
En el primer partido, que fue contra España, Ecuador ganó por tres a cero en el campo de España. Y fue gracias a Carlos y Mario que marcaron los goles a David, portero por España.
Luego siguieron jugando con el Barça. Iban entrenándose. Pronto se enfrentarían al Zaragoza. Este partido era importante porque si lo ganaban serían campeones de la Liga Española. Y llegó el día señalado.
Cuando los jugadores salieran al campo, empezaría el partido. Y empezó. A los diez minutos, Mario chutó a portería y le dio al palo. Al poco rato, Carlos metió un gol pero se lo anularon por estar fuera de juego. Mario se lamentaba porque no marcaban.
A la media hora de partido, El Zaragoza marcó un gol y el Barça se desesperaba. A los cuarenta y cuatro minutos, le hicieron un penalti a Franc que lo chutó Mario. Lo falló y se puso a llorar de rabia.
En el descanso, el entrenador hizo cambios en la plantilla. Puso a Mario, a Ronaldinho, a Carlos y a Etoo, y quitó a Franc y a Tuli.
Cuando empezó el segundo tiempo, le hicieron una falta a Mario, y la chutó Ronaldinho, marcando gol. El resultado era uno a uno. En la siguiente jugada, marcó gol Carlos y ya ganaban por dos a uno. Enseguida marcó Mario de penalti, que también marcó. Y finalizó el partido con el resultado de tres a uno a favor del Barça. Quedaron campeones de la Liga. El Zaragoza quedó segundo.
Mario y Carlos eran felices con los jugadores del Barça. Formaban un buen equipo.
Pero … como todos los sueños, todo se quedó en eso. Sería bonito que se cumpliera. Y Mario siguió imaginando. Y jugando en su barrio.

Tutoria de 1er d'ESO:

Durant aquest curs 2005 - 2006, els alumnes de 1er d'ESO, i com a treball de tutoria, s'han inventat unes històries fantàstiques, del contingut de les quals en podem gaudir a continuació: